Hacia un Pacto del Agua entre Bani y la
Capital
Por Ingeniero Gilberto Reynoso Sánchez
El agua
es un recurso natural escaso, indispensable para la vida y para el
desarrollo de las actividades
económicas, y en este sentido se manifiestan las primeras palabras de las leyes de aguas de las mayorías de los
países del mundo.
Por
razones diversas estos conceptos no han estado
integrados en la cultura del agua, propia de los dominicanos, donde la preocupación por un mejor aprovechamiento
de este recurso no ha existido.
Bani,
capital de la Provincia Peravia, significa en lenguaje Taino tierra de agua
abundante o tierra situada entre ríos, definición que se explica porque los ríos Ocoa
y Nizao limitan el territorio banilejo por este y oeste.
La escasez de agua en los últimos años y sus
consecuencias ambientales y socio – económicas no concuerda con la definición
Taina. La falta de agua adquirió durante el año 2014 su más dramático significado. Los embalses de Valdesia y Jiguey
agotaron sus reservas, y los escasos volúmenes de agua disponibles se reservaron para ser transferidos a la
capital dominicana para satisfacer una demanda que conlleva implícita un elevado porcentaje de pérdidas y de uso en
actividades como lavados de automóviles, riego de jardines y otros.
Paradójicamente los capitaleños no padecimos los efectos negativos de la
sequia, contrario a los banilejos donde los efectos negativos de la sequia se
sintieron con gran intensidad, principalmente en la agricultura y la ganadería.
Sequias
similares a la del año 2014 se han presentados en los últimos años,
especialmente entre los año 1993, 1995 7
1997, cuando el nivel del agua en Valdesia
descendió hasta unos 50
centímetros por encima de la toma más baja del Acueducto de Santo Domingo en la
Presa de Valdesia.
La transferencia (trasvase) de agua desde la Cuenca del rio Nizao a Santo
Domingo distorsiona la gestión
del agua en las presas Jiguey, Aguacate, Valdesia y el Contra embalse de
Las Barias, debido a que la operación de Valdesia está fuertemente condicionada
por el nivel mínimo de agua que debe
mantener la presa para garantizar la transferencia de agua al acueducto de Santo Domingo. El nivel máximo normal del agua
en la presa es 150 metros sobre el nivel del mar, mientras que el nivel mínimo
crítico para garantizar el suministro al
acueducto es 137 metros sobre el nivel
del mar, debido a que las tomas del acueducto están situadas en las cotas
126.50 y 136.50 respectivamente y la de generación y riego en la 116.45 sobre
el nivel del mar.
El
fenómeno de las sequias en la Cuenca del Rio Nizao ha dejado de ser resultado ocasional de una adversa coyuntura
hidrológica, que se produce muy esporádicamente, para convertirse de hecho en una situación estructural y
endémica, con la que se deberá convivir cotidianamente. Estas circunstancias obligan a buscar una
salida adecuada y oportuna para atender
la demanda de agua para riego, de lo contrario, Irremisiblemente desaparecerá
la agricultura y la ganadería en Bani.
Es necesario (y es factible) conseguir
una mejor satisfacción de las demandas de agua para Bani, mediante el
incremento de las disponibilidades del recurso, economizando su empleo y
racionalizando sus usos en los diferentes sectores usuarios.
Por primera vez en el país resulta
necesario expresar una propuesta general, un
Pacto político del agua, que deje constancia de la unidad de todos los sectores
y mantenga la esperanza de solución de los muchos problemas que se han
suscitado en torno al trasvase de agua desde la Cuenca del Rio Nizao a las
Cuencas del Haina y del Ozama.
POR TODO ELLO:
Sin ser
de ninguna lugar y de todas partes, planteamos el tema de “Hacia un Pacto del Agua entre
Bani y la Capital Dominicana”
El Pacto
deberá contemplar los aspectos siguientes:
PRIMERO: El agua que se
genera en la Cuenca del Rio Nizao debe ser considerada como un recurso vital,
tanto para el desarrollo de la Provincia
Peravia como para el suministro a Santo
Domingo, y las diferencias territoriales, en su disposición y uso, no deben ser
más que
aquellas originadas por los criterios de respeto al medio ambiente y
racionalidad de su empleo.
SEGUNDO: Los problemas
de agua de la Provincia Peravia y Santo Domingo, pueden ser solucionados con un ejercicio de
solidaridad entre cuencas de diferentes disponibilidad hídricas que permita
satisfacer las legitimas demanda de ambos territorios.
TERCERO: Es
imprescindible poner en vigor disposiciones normativas que regulen en los
acueductos y sistemas de riego en lo que se refiere a los volúmenes trasvasables, las distribución y eficiencias
de usos del recursos.
CUARTO: La mejora y
modernización del Sistema de riego Marcos A. Cabral, junto con mejoras en la
infraestructura y operación del Acueducto del Distrito Nacional y la
sensibilización social, permitirán reforzar la regulación sobre la demanda, el
ahorro de los recursos y mayores garantías en las dotaciones. Estas actuaciones
deben ser urgentes y las líneas de financiación y apoyo, para ello,
especialmente generosas en los próximos años
QUINTO: A pesar de la
situación extrema de déficit hídrico, Bani no puede renunciar al
mantenimiento de caudales ecológicos en
el cauce del rio Nizao
SEXTO: Es
especialmente importante la corrección de los procesos contaminantes y
degradativos que sufren los ríos Nizao, Haina, Ozama, Isabela y sus afluentes.
Los programas dirigidos a esta tarea
deben salir de los discursos politiqueros y convertirse en prioritarios y
urgentes.
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